Desde hace algunos años venimos observando como el Big Data está irrumpiendo con fuerza en ámbitos como el Marketing, la Salud, la Banca o los Seguros, pero también en el mundo del deporte profesional. Hoy en día se analiza prácticamente todo, desde cuotas de pantalla o la afluencia de aficionados a los estadios, pasando por su procedencia, edad o sexo, sin perder de vista los detalles del propio deporte: distancias recorridas, pases realizados con éxito, puntos, golpes, etc. Además, los propios deportistas se encuentran monitorizados en todo momento, siguiendo en tiempo real aspectos tales como constantes vitales, calorías consumidas u horas de sueño, entre otros, por lo que vemos que Big Data y Deporte hacen una combinación perfecta.
El hecho que está favoreciendo que estas aplicaciones sean posibles es la existencia de medios cada vez más sofisticados para recopilar todos estos datos (cámaras, sensores, wereables…) y que la capacidad de almacenamiento y procesamiento ha crecido de forma exponencial con la irrupción de nuevas tecnologías. De esta forma, los entrenadores pueden optimizar el rendimiento de sus equipos o deportistas mejorando su posición en el terreno de juego o puliendo detalles técnicos. También pueden revisar el volumen y tipología de entrenamiento o ajustar la ingesta de hidratos de carbono o proteínas en función del momento de la temporada o del esfuerzo realizado para asegurar así una correcta recuperación. El objetivo final de unir Big Data y deporte es recopilar toda esta información para ayudar a los profesionales a tomar la mejor decisión en cada momento.
Son múltiples los ejemplos del uso de tecnología Big Data en algunos de los principales deportes en todo el mundo. En Estados Unidos, su utilización en baloncesto o el béisbol es ya generalizada. La NFL (National Football League, liga de fútbol americano profesional de los Estados Unidos) dispone de una plataforma que sirve de apoyo a todos los equipos de la liga proporcionando todo tipo de información: desde el estado de la superficie del césped a las condiciones climatológicas o los datos de la etapa universitaria de cada jugador.
En la misma línea, los equipos de la NBA (National Basketball Association, liga privada de baloncesto profesional de Estados Unidos) cuentan con estadísticas actualizadas en tiempo real que les permiten preparar la estrategia de cada partido, cámaras que siguen en todo momento los movimientos de los jugadores o chalecos que informan de la evolución de parámetros de salud. A modo de ejemplo de esta simbiosis entre Big Data y deporte, en el año 2013 los Golden State Warriors eran el equipo que más lanzamientos de tres puntos recibía, así que instaló un sofisticado sistema de cámaras que básicamente divide la pista en una cuadrícula tridimensional y graba veinte imágenes por segundo de cada jugador para así identificar posibles fallos de colocación.
En Europa, el mundo del fútbol también ha experimentado importantes avances en este campo gracias a la unión de Big Data y deporte. Como casos de uso y ejemplos significativos podemos destacar por ejemplo en de la selección Alemana en el Mundial de 2014. El uso de sensores en los futbolistas y cámaras durante los entrenamientos y los amistosos brindó una valiosísima información al seleccionador Joachim Löw y a su cuerpo técnico, llevándoles a conseguir su historia de éxito: la victoria final del campeonato.
A nivel de clubes, otro ejemplo de Big Data y deporte es el del Arsenal, que ha instalado en su estadio recientemente ocho cámaras que siguen en todo momento a sus jugadores con el fin de mejorar su posicionamiento en el campo. Este novedoso sistema permite recoger 1,4 millones de datos por partido y se centra en analizar especialmente los momentos en los que los jugadores no están en contacto con el balón, su colocación y sus movimientos. Algo parecido está realizando también el Barcelona en la liga Española, que ha implantado un sistema que le permite conocer más en detalle los patrones de juego de los equipos rivales y mejorar los movimientos de sus jugadores.
También en la Premier Ligue inglesa, el Leicester City utilizó técnicas de Big Data para resolver un problema grave. La temporada siguiente a alzarse con el campeonato (2015-2016), el rendimiento del equipo bajó notablemente así que recurrieron a una empresa de Big Data para analizar con números, de la manera más objetiva posible, cuáles eran los factores que les habían llevado al éxito el año anterior y, sobre todo, qué había cambiado la siguiente temporada para producir una caída tan significativa en los resultados del equipo.
Pero el uso de Big Data en el deporte tiene multitud de aplicaciones más allá de la mejora en el rendimiento y en los resultados. En deportes de mucho contacto como el rugby o el fútbol americano, el cuerpo técnico es capaz de realizar predicciones deportivas como anticipar si un jugador tiene riesgo de lesión comparando mediciones de información que proporcionan pequeños sensores que llevan los jugadores en todo momento con bases de datos históricas.
Como comentamos al principio, la utilización de Big Data en el deporte de élite tiene como principal objetivo ayudar a entrenadores y cuerpo técnico a tomar las mejores decisiones, que a la postre servirán para que los deportistas de élite obtengan el máximo rendimiento. En este sentido, las posibilidades de aplicación de la tecnología en el deporte son infinitas. Este fin de semana ha comenzado el Mundial de fútbol de Rusia 2018 y estamos seguros de que conoceremos novedosas e innovadoras formas de usar Big Data para la preparación de los equipos, por lo que la revolución tecnológica, ¡no ha hecho más que empezar!